Capital: la “dueña de casa” va por el cetro y la corona nacional
Si bien existen antecedentes de la Fiesta de la Vendimia que datan de 1911 y 1913, el máximo festejo de los mendocinos quedó definitivamente institucionalizado en 1936 por iniciativa del gobernador Guillermo Cano y de su ministro de Obras Públicas, ingeniero Frank Romero Day, y a través del Decreto N.º 87 del 3 de marzo de ese año.
Según señala la escritora regionalista Norma Acordinaro, desde ese momento hubo fiestas vendimiales en los 18 departamentos de la provincia, porque en aquel entonces la ciudad de Mendoza tenía en su jurisdicción viñedos y bodegas. Debemos recordar que hasta la década del 40 existían viñas en todo lo que hoy se conoce como barrio Bombal que se extendían hasta el zanjón Frías. Y también en la Sexta Sección, hasta el zanjón de Los Ciruelos, hubo viñedos hasta mediados de la década del 50.
Entonces, si bien la ciudad de Mendoza contó desde un principio con su fiesta vendimial y con su reina, se estableció que la reina de la capital no participaría de la elección de la reina nacional porque su papel sería el de “dueña de casa”. Al determinarse que todos los actos centrales se realizarían en la Capital, se consederó que el tradicional sentido de la hospitalidad cuyano no permitía que los anfitriones compitieran con su reina en la elección general.
La historia y la tradición marcan así, que la Reina de la Vendimia de Capital sea la anfitriona tanto en oportunidad de los festejos centrales como de los visitantes y turistas en general que llegan a nuestra ciudad. Y el hecho de no participar en la elección central no invalida ni la ilusión ni el anhelo de muchas jóvenes capitalinas de ostentar el cetro vendimial para representar a su ciudad.
Esto fue así hasta el 2016, año en que se modifica el reglamento y se incluye a la Capital, ya no desde el lugar de ciudad anfitriona, con la posibilidad de participar de la competencia por la corona junto al resto de los departamentos de Mendoza.
Dicha decisión recae en que, para la Subsecretaría de Cultura de la provincia, la industria vitivinícola es mucho más que solo tener viñedos y que por la Ciudad pasan los negocios relacionados a esta actividad. Además, dicho órgano gubernamental tiene como objetivo territorializar y federalizar los productos culturales.
Corona de la Reina de la Ciudad
Desde el 2013, la Reina de la Ciudad porta oficialmente una nueva corona realizada a pedido del Dr. Víctor Fayad, quien solicitó a su creador, Enzo Vendemia, que la nueva corona tuviera íconos de la identidad mendocina.
La corona porta el sol, claro símbolo de la cultura Huarpe y madurador de los frutos de la rica tierra mendocina. Uvas y hojas representan la pujanza del bendito suelo que nos llena de frutos cada febrero. Las montañas de la Cordillera de los Andes simbolizan a la madre de las aguas regadoras y a la mayor gesta de libertad inspirada y forjada en Mendoza. Los toneles contendores del magnífico vino son síntesis del esfuerzo y los sueños de miles de hombres y mujeres. La fachada de la Nave Cultural habla de la rica actividad cultural que caracteriza a la Ciudad. El escudo de la Municipalidad simboliza la unión de los habitantes de nuestra maravillosa Ciudad.
Desde entonces, esta nueva corona es portada por todas las bellas mujeres de la Ciudad que son coronadas reinas, anfitrionas de la Fiesta Nacional de la Ciudad.
En ese trayecto encontrará a varios personajes, desde Lucía su amiga, hasta personajes imaginarios, en diversos escenarios de la Ciudad de Mendoza, quienes lo ayudarán con su investigación. Lucas, casi sin saberlo, terminará por cruzarse en la vida de Manuel de una forma muy particular.
Las tradiciones y la importancia del árbol, patrimonio del oasis mendocino, se establecerán como soberbia identidad.
200 años de Independencia conseguida en la memoria de nuestra Patria Grande y el presente de nuestra ciudad, se conjugarán en el relato presencial y emblemático de edificios, los más antiguos e históricos. El cierre llegará con la protagónica visita de quien con su sueño, proyectó el futuro citadino con el trazo de acequias y riego de sus calles, el blanco de sus casas bajas y el molino.
Él, es quien fundó una Alameda porque entendió que el árbol es testigo de los tiempos, es un soldado que unido a otros, forman ejércitos invencibles, trepadores, libertadores, osados, quizás centenarios…
Director: Hugo Moreno.
Directora Artística: Laura Fuertes.
Las tradiciones y la importancia de las fincas que supieron ser estas tierras citadinas, junto con la cultura del trabajo, se reflejarán en esta fiesta. Historias, imágenes y danzas ayudarán a comprender que la finca y la ciudad que integramos los capitalinos tienen una herencia firme, sólida, que se perpetúa porque su gente supo entender el mandato ancestral, defender el legado de unirse, trabajar y hacerla cada día mejor.
Dirección, guión y puesta en escena: Laura Fuerte.
Como anfitriona de la Fiesta Nacional de la Vendimia y con el orgullo de ser Capital Internacional del Vino, la Ciudad de Mendoza le rindió homenaje a nuestra actividad madre a través de diversos eventos culturales. Vendimias Barriales, Música y Vino en las Alturas, Megadegustación, diferentes ciclos de cine, Bailando Bajo las Estrellas, Milongas al Aire Libre y Balcón de Tango, Vino x Tango, el Vino Habla en la Ciudad y Picnics Musicales fueron solamente algunos de los numerosos espectáculos que se pudieron disfrutar gratuitamente.
Ocho mujeres que, con carisma, pasión, amor y sueños forjaron desde diferentes lugares la historia vendimial de la Ciudad, reunidas para este momento mágico irán hilando recuerdos y anécdotas que nos permitirán descubrir momentos significativos en la construcción de Mendoza como Ciudad de Ciudades, Capital de la provincia.
En un permanente homenaje a la figura de la mujer mendocina, la Plaza Independencia será testigo de los momentos fundacionales de la Ciudad, el forjamiento de una patria libre, el amasar de adobes para la construcción de la primera villa, el festejo en las hileras por la buena cosecha, el agua artífice del milagro del Oasis, el luchar por su comunidad de mujeres líderes, la fuerza de las creencias, la creatividad de mujeres de hoy, el Malbec como ícono y figura que nos da identidad… La Ciudad Maravillosa moderna y progresista que en cada vendimia se vuelve anfitriona del país y del mundo.
El guión, dirección y puesta en escena estuvo basado en los desafíos que nos presenta la vida.
La fiesta tuvo un gran despliegue con bailarines folclóricos y contemporáneos, y un impecable soporte técnico de imágenes, sonido e iluminación. En esa oportunidad, la Vendimia festejó que la Ciudad de Mendoza, fue seleccionada entre las más bellas del mundo por New 7 Wonders, compitiendo para estar entre las 7 primeras, siendo primera en el ranking de Sudamérica.
Entre vivencias de pretéritos y presentes, se forjará una historia donde el legado será fortalecido para establecer mensajes claros y precisos para el futuro promisorio de nuestra amada Ciudad de Mendoza.
El argumento plantea que la Ciudad de Mendoza está en las puertas de comenzar sus celebraciones conmemorativas a la Vendimia y al Bicentenario de la Patria. Sectores de la sociedad, han comenzado a movilizarse para organizar diferentes actos y festejos.
Un importante ícono de la Ciudad como es la Plaza Independencia, preocupada por la magnitud e importancia que deberían tener los festejos de la gran ciudad, envía una invitación a otros relevantes, convocándolos a los jardines de su residencia para intercambiar opiniones sobre qué organizar y con qué contenido. La noche del 26 de febrero de 2010 será la reunión cumbre. Asistirán los invitados, y algunos personajes sin invitación, pero con sentimientos y opiniones valiosas y muy interesantes.
Llegarán a sus jardines las emblemáticas Plazas Italia, España y Chile, las históricas Alameda y Área Fundacional, el patrimonial Cementerio, los impetuosos y jóvenes Parque Central y Peatonal y la referencial Basílica de San Francisco. Todos ellos en su narración, irán demostrando cuánta historia y cultura tiene la ciudad de Mendoza, cuántos motivos importantes para homenajes y celebraciones.
A la reunión se sumarán algunos alegres personajes, y hacia el final, irrumpirán entusiastas y respetuosos, quienes son el motivo fundamental de cualquier celebración que se planee, los ciudadanos habitantes de la Ciudad.
Puestos todos de acuerdo en la organización de las festividades vendimiales y de los 200 años de la Patria, cerrará la reunión la Anfitriona de la noche, la Plaza Independencia, con una sentida oratoria, rescatando los valores fundamentales que deberán enaltecer e inspirar, no sólo en los festejos, sino la vida diaria de los mendocinos.
Desde la ficción, el conflicto se plantea a través de dos protagonistas: El Pasado y el Presente Ciudadano; este último joven y activo personaje que, desbordado por la importante problemática de tener que proyectar los perfiles arquitectónicos de la ciudad venidera, casi olvida que ha llegado la fiesta de la Vendimia, lo más importante, está convencido de que el mañana no dejará lugar para la tradicional celebración.
Por su parte, el Pasado, abordando el Presente lo invita a dialogar sobre los aspectos predominantes de la problemática que le preocupa, situándose para este fin en la Alameda (que el propio Pasado define como «un libro de dos siglos tramado de sorpresa»).
Los argumentos del Pasado y el Presente generan una puesta ágil, con coreografías audacesy ritmos que van trazando los perfiles pasados y actuales; las que van conduciendo a los dos personajes al descubrimiento de una fusión indisoluble e imprescindible entre el ayer y el hoy, que siempre portará el sello de identidad de la vendimia, a través de todas las épocas.
Esta «Vendimia de la Ciudad que viene» pretende comunicar como mensaje que, todo camino hacia el crecimiento venidero, siempre estará garantizado por el » gran corazón autónomo» de la ciudad, que latió, late y latirá sustentado por cada capitalino a través de todos los tiempos; renovando una esencia irrefutable de ciudad Anfitriona de Vendimias.
De este modo la historia se desarrolla a través de una cronología lineal que por momentos, se quiebra para rescatar con cualidad de evocación los hitos y perfiles capitalinos más preponderantes.
Así a un comienzo legendario de la trama argumental, le suceden las reflexiones del sol que dejan sentado que las vendimias de nuestra ciudad “las recolecciones de logros que siguen a la siembra de esfuerzos”.
El mismo sol protagonista exalta la belleza de loas mendocinas, renovadas en las soberanas y candidatas barriales, tanto por la hermandad latinoamericana simbolizada en los chilenos que siempre han compartido con nosotros trabajos y alegrías y apunta su retrospectiva tanto para recuperar en la tradicional Alameda, la gloriosa figura del Gral. José de San Martín como la devoción a la Virgen del Carmen de Cuyo, como homenajear en las calles de la vieja ciudad a los pioneros del hoy floreciente comercio capitalino. La antigua magia de los patios, el tango familiar que sobre el adoquinado precursor del asfalto establecía complicidades románticas como la luna, abono y raíces que florecen en una actualidad de “ciudad cosmopolita y grande” que hace que el sol, creando el gran contraste fundamentado con la ficción argumental, desmienta la leyenda y afirme que la clave del milagro no está en él, sino en el testarudo tesón del mendocino, capaz de recomenzar después de cada adversidad.
De la estructura y contenido del guión, surgirá permanentemente la Vendimia como columna vertebral de la historia. A veces específicamente nombrada, otras deliberadamente evocadas por analogía, comparación, oposición o contraste (puesto que la Capital no es vitifrutícola) pero a lo largo de la anécdota estará siempre como homenaje a la Industria Madre Provincial.